Sant Pere Màrtir de Peracamps es la iglesia parroquial de Peracamps, en el municipio de Llobera, en la comarca del Solsonès.
Es de planta rectangular con ábside, el suelo es de mosaico y las paredes están enyesadas, así como la vuelta. Todo el edificio está hecho de materiales modernos, cemento, piedra, ladrillo. Hay un corazón y también una sacristía en el fondo de la nave a mano derecha del altar. En el exterior, a la derecha de la entrada hay un campanario rectangular con techo de cuatro vertientes. Tiene cuatro aberturas doveladas con un arco de medio punto. A la izquierda de la entrada hay un edificio hexagonal adosado al templo. Hay una apertura adovelada en cada una de las caras de este edificio adosado. Son también aberturas adoveladas y de arco de medio punto.
La entrada de la iglesia presenta un porche con cubierta a dos aguas y arcada de medio punto. La gran mayoría de arcadas de medio punto de este edificio están hechas con ladrillo.
En su interior conserva el retablo mayor de Sant Martí, procedente de la parroquia de Llanera. Se ha perdido el pedestal y la predela pero el resto está en buen estado de conservación. Lo realizó Juan Grado en torno al año 1651.
Historia:
En 1896 el obispo Ramón Riu i Cabanes creó una nueva parroquia alrededor de Sant Pere de Peracamps (antiguamente Santa Maria). Esta nueva parroquia tuvo pocos años de vida, primeramente por causa de la guerra de 1936 y luego para por el entorno de Peracamps, hacia los años 40, no tenía muchas masías. El obispo Doctor Valentín Comellas y los propietarios, después de algunas discusiones, acordaron hacer una nueva iglesia cerca de la carretera de Solsona a Torà. Donde se edificó alguna casa nueva cerca del viejo Hostal Nou. Era rector Mosen Àngel Viladrich. La razón del cambio, pues, fue la destrucción de la antigua iglesia, las mejores condiciones de acceso para la mayoría de feligreses y la comodidad del rector, el hecho de estar al lado de la Escuela Nacional.
Los planos de la nueva iglesia y la casa rectoral son del arquitecto diocesano Isidre Puig i Boada. Se presentó en Madrid a la "Junta Nacional de Reconstrucción de Templos Parroquiales" para obtener una subvención, que acabó siendo de 80.000 pesetas. El terreno fue cedido gratuitamente por Domingo Roble i Rio, de la casa Palet. También el propietario ante la iglesia se comprometió a no edificar delante. Las obras, iniciadas en octubre de 1943, se acabaron el mismo mes de 1945.
En 1973 se instaló el retablo de Sant Martí.
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