El monasterio contaba con iglesia, dependencias conventuales, cárcel, un molino, el Molino del Patio y un huerto al otro lado de la carretera actual, donde hoy se ubican unas viviendas adosadas. Todo ello ha desaparecido, excepto escasos vestigios de lo que fue la iglesia, que aun subsisten en la Plaza de la Constitución, dentro de un almacén de propiedad privada, el cual conserva una gran puerta adintelada de piedra en sillería, con una hornacina acristalada en su parte superior que alberga una imagen de Santa Ana.
Dentro hay un tramo cubierto con bóveda de crucería estrellada sobre columnas adosadas y ménsulas, de comienzos del siglo XVl, y parte de otro cañón apuntado, quizá mas antiguo. Hasta hace unos años se conservaba otro tramo de crucería igual, pero finalmente fue derribado. A los pies del tramo de cañón apuntado hay un antepecho con un fragmento de claraboya en forma de celosía rectangular de estilo flamígero, con influencia tanto de las tracerías hispano flamencas típicas de la época, como del arte mudéjar, influjo este último debido quizás a la población musulmana que trabajó al servicio del monasterio.
En la calle de San Juan existe un arco de sillería de medio punto con un escudo en mal estado en la parte superior, el cual contiene una leyenda de la época de Felipe ll con la fecha de 1596.
Muchos autores y durante mucho tiempo se consideró una puerta de muralla, creyendo que Herce había sido una localidad con muralla, pero no responde a tal función, ya que la zona ornamentada con el escudo es precisamente la que da al interior de la villa.
En realidad este arco fue la portada de las edificaciones conventuales del monasterio, que se situaban precisamente en esta zona. Además, la inscripción alude al cambio de patronato por Felipe ll en 1596, con una evidente significación política, pues a una advertencia explícita a los Ramírez de Arellano para que dejen de entrometerse en el funcionamiento religioso de la institución y en el gobierno de los vasallos de la abadesa, como habían venido haciendo hasta la fecha.
Fue fundado el 25 de noviembre de 1246 por los esposos Alfonso López de Haro y María Álvarez de los Cameros, propietarios de la villa. Por decisión de los fundadores el convento quedó sujeto desde el primer momento a la autoridad del abad de Iranzu. A su vez, la villa de Herce había sido entregada al señorío por Alfonso Vlll en abril de 1173 a Diego Jiménez de los Cameros y a su mujer Guiomar Pérez de Traba, por los servicios que aquel había prestado a la corona.
María Álvarez de los Cameros la poseería por ser descendiente de éstos cuando en 1246 la cedió con su marido al monasterio cistercense. Dentro del reinado de Fernando lll el Santo. Al año siguiente, en 1247, el papa Inocencio lV confirmó por bula la fundación de dicho monasterio, con su jurisdicción y dotación de bienes.
El dominio señorial del monasterio se basaba en tierras y derechos jurisdiccionales fundamentalmente. Pero tras la fundación del monasterio, la villa de Herce pasa a ser de señorío a tener jurisdicción de abadengo, y la abadesa se convierte en la señora feudal, nombrando alcalde ordinario y siendo señora "de horca y cuchillo", es decir, teniendo derecho a ejercer la jurisdicción sobre Herce y sus dos aldeas próximas, las dos Santa Eulalias. Así, en 1246, la villa pasa a ser de los señores de Cameros a ser de la abadesa del monasterio, evidentemente esto creará rivalidades entre los señores y la abadesa.
A partir de su fundación el monasterio participa activamente de la vida de la zona ampliándose su patrimonio de forma considerable. Los conflictos fueron una constante tanto con otros señoríos como con los vasallos de la zona: problemas políticos con los primeros y problemas socio económicos con los segundos. Por ejemplo, son muy conocidas las persecuciones que hicieron de los mudéjares.
La peculiaridad de este señorío en el que las monjas debían guardar una rigurosa clausura y no reunirse cara a cara con sus vasallos, ni siquiera en los momentos de mayor tensión.
El poder de la abadesa era tanto religioso como civil y penal. Pero a pesar de que a lo largo de su existencia, su poder e influencia en la zona fueron considerables, desapareció irremediablemente en 1837 con la desamortización de Mendizábal, como tantos otros que corrieron su misma suerte.
Las monjas se trasladaron entonces al monasterio de su orden en Santo Domingo de la Calzada, y en 1873, los restos que quedaban de Herce fueron llevados a la iglesia parroquial de San Esteban.
Fuente: todalarioja.com
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