A Pedra da Serpe de Corme es uno de los monumentos rupestres más representativos de Galicia. A pesar de su sencillez, ha despertado una gran curiosidad de historiadores y arqueólogos a lo largo de los últimos siglos. Se trata de un ejemplo único en toda Europa Occidental, un relieve de la historia de Galicia.
A Pedra da Serpe se localiza en el concello de Ponteceso, en la parroquia de Corme, en un lugar de posible topónimo de origen germánico, el lugar de Gondomil.
Se trata de una roca granítica en el que se ha labrado la figura de una gran serpiente alada, algo que la hace única y excepcional. Siglos después, el lugar fue cristianizado con la colocación de una cruz sobre la misma piedra. Esta cruz no es la actual, sino contemporánea, pues la original ya no se conserva, ya que fue derribada por accidente.
A Pesar de las numerosas hipótesis sobre la cronología de esta curiosa piedra, aun nadie tiene claro y todo son especulaciones. Se escurará que este culto a la serpiente se pierde en tiempos remotos, antes incluso del inicio de la cultura castrexa, pero nadie lo tiene claro. La prueba de este culto a la serpiente se refleja, por ejemplo, en lugares como el Castro de Troña, Valga o incluso en diferentes monumentos megalíticos. Pero esta Pedra da Serpe podría ser galaica-romana, sueva o incluso pertenecer a la misma Edad Media.
Ritos sobre la fecundidad, guardián de tesoros, curación, eternidad, representación del demonio... quien sabe, todo es válido.
Por supuesto que esta curiosa piedra de la serpiente de Corme no está exenta de leyendas. Una de ellas nos cuenta que una plaga de serpientes asoló la comarca. Llegó Santo Adrián, que con su fe y un gran pisotón en el suelo, provocó que desaparecieran todas y quedaran bajo la misma Pedra da Serpe.
Muy cerca, en la playa de A Ermida, cuentan que aún se pueden ver los tocones de árboles pertenecientes a la legendaria aldea desaparecida de Valverde, villa que fue quemada por los romanos para acabar con las serpientes.
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