Tan desconocido como impactante es este lugar. Rocaviva Laberinto Mágico nos llenará de incógnitas y de misterio cada una de las piedras talladas que encontraremos a nuestro paso en Rocaviva.
Asentado en las faldas del Cadí, metido en medio de la montaña como quien no quiere dejarse ver, está este paraje que ahora se abre al expectante viajero que se aventura a llegar aquí.
Piedras con caras de diferentes formas y maneras. Ojos tallados en la roca hacen de este lugar algo insólito. Arte y naturaleza van de la mano, para envolver al visitante en este halo de curiosidad y excentricismo.
El creador de este curioso museo, nos da a entender que no somos nosotros los que miramos, sino la roca quien nos mira. Estas piedras lejos de estar muertas están vivas. Y si dejamos que ellas nos miren, llegaremos a escucharlas.
El artista y creador de Rocaviva es todo un Ermitaño Extravagante, que vive al margen de la sociedad junto a sus esculturas. Climent Olm ha aprendido a trabajar la cerámica, la madera y la pintura. Orgulloso de crear un museo sin puertas. Un espacio para la reflexión, el silencio y la paz.
Este trabajo esculpido en Rocaviva piedra a piedra, ha costado nada más y nada menos que 27 años. Su creador ha tenido muchas dificultades y muchas privaciones.
Se recorre la montaña disfrutando de este Museo al Aire Libre, en las faldas del Cadí, a 1350 metros de altura.
Se pueden ver unas 600 esculturas repartidas por la montaña, y hay que tener en cuenta que el recorrido dura varias horas.
Fuente: Mágicos pirineos.
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